/Poco tiempo/ después/ de terminar/ mi comida/ La verdad/ es que no sabía/ cómo llamarla,/ si desayuno/ o cena,/ pues la tomé/ entre las cinco/ y las seis/ de la tarde./ Busqué algo/ para leer,/ pero no quise/ pasearme/ por el castillo/ antes de pedir/ permiso/ al conde./ En mi cuarto/ no pude encontrar/ absolutamente nada,/ ni libros/ ni periódicos/ ni nada impreso,/ así es que abrí/ otra puerta/ del cuarto/ y encontré/ una especie/ de biblioteca./ Traté de abrir/ otra puerta/ en frente/ a la mía,/ pero la encontré/ cerrada con llave./ En la biblioteca/ encontré,/ para mi alegría/ un gran número/ de libros/ en inglés,/ estantes enteros/ llenos de ellos/ y de periódicos/ y revistas/ encuadernados./ Una mesa/ en el centro/ estaba llena/ de revistas/ y periódicos/ ingleses,/ aunque/ ninguno de ellos/ era de fecha/ muy reciente./ Los libros eran/ de muy variados:/ historia,/ geografía,/ política,/ economía,/ botánica,/ biología,/ derecho/ y todos/ se referían/ a Inglaterra/ y a la vida/ y costumbres inglesas./ Mientras estaba/ viendo los libros,/ la puerta se abrió/ y entró el conde./ Me saludó/ de manera/ muy efusiva/ y me deseó/ que hubiese tenido/ buen descanso/ durante la noche./ Luego continuó:/ Me agrada/ que haya encontrado/ el camino/ hasta aquí./ Estoy seguro/ que aquí habrá/ muchas cosas/ que le interesarán./ Estos compañeros,/ me dijo,/ y puso su mano/ sobre unos libros/ han sido/ muy buenos/ amigos míos/ y desde hace/ algunos años,/ desde que tuve/ la idea/ de ir a Londres,/ me han dado muchas,/ muchas horas/ de placer./ A través de ellos/ he aprendido/ a conocer/ su gran Inglaterra;/ y conocerla/ es amarla./ Deseo caminar/ por las calles/ de su poderoso/ Londres;/ compartir su vida/ y sus cambios./ Pero, ¡ay!,/ hasta ahora/ sólo conozco/ su idioma/ a través de libros./ A usted,/ amigo mío,/¿le parece/ que hablo bien/ su idioma?/ Pero señor conde,/ le dije,/ ¡usted habla/ muy bien/ el inglés!/ Hizo una grave/ reverencia./ Le doy las gracias,/ amigo mío,/ por su demasiado/ optimista/ estimación;/ sin embargo,/ me temo/ que estoy empezando./ Es verdad que conozco/ la gramática/ y el vocabulario,/ pero todavía/ no me expreso/ con fluidez./ Insisto, le dije,/ que usted habla/ de forma excelente./ No tanto,/ respondió él./ Es decir,/ yo sé/ que en Londres/ todos me tomarían/ por un extranjero./ Eso no es suficiente/ para mí./ Aquí soy un noble,/ soy un conde;/ la gente me conoce/ y yo soy su señor./ Pero un extranjero/ en una tierra/ extranjera,/ no es nadie;/ los hombres/ no lo conocen/ y no conocer/ es no importar./ Nadie/ se reirá de mí/ diciendo que soy/ un extranjero./ Toda mi vida/ he sido un señor/ y seguiré siendo/ todavía un señor,/ o por lo menos/ nadie se sentirá/ superior a mí./ Yo espero/ que usted/ se quede conmigo/ algún tiempo/ para que mediante/ nuestras conversaciones/ yo pueda aprender/ el acento inglés/ y me gustaría mucho/ que usted/ me corrigiese/ cuando cometa un error,/ aunque sea/ el más pequeño,/ al hablar./