/Al día siguiente/ el fantasma/ se sintió muy débil/ y cansado./ Las terribles emociones/ de las cuatro/ últimas semanas/ empezaban/ a producir/ su efecto./ Sabía que tenía/ el sistema nervioso/ completamente alterado/ y temblaba/ al más ligero ruido./ No salió/ de su habitación/ en cinco días/ y terminó/ por hacer una concesión/ en lo relativo/ a la mancha de sangre/ del salón/ de la biblioteca./ Puesto que/ la familia Otis/ no quería verla,/ era indudable/ que no la merecía./ Aquella gente/ era incapaz de apreciar/ el valor simbólico/ de los fenómenos/ sensibles./ Los tres sábados/ siguientes/ atravesó el corredor/ como de costumbre,/ entre doce de la noche/ y tres de la madrugada,/ tomando/ todas las precauciones/ posibles/ para no ser/ visto ni oído./ Se quitaba las botas,/ pisaba lo más ligero/ que podía/ sobre las viejas maderas,/ se envolvía/ en una gran capa/ de terciopelo negro/ y no dejaba de usar/ el engrasador/ Sol Naciente/ para engrasar/ sus cadenas./ No dejaban nunca/ de tenderle cuerdas/ de lado a lado/ del corredor/ para hacerle tropezar/ en la oscuridad,/ y en una ocasión/ se cayó de bruces/ al poner el pie/ sobre el suelo/ enjabonado/ que los gemelos/ se habían encargado/ de preparar./ Decidió visitar/ a la noche siguiente/ a los insolentes chicos,/ en su célebre papel/ de Ruperto/ el temerario,/ o el conde sin cabeza./ Cuando estuvo cerca/ de la habitación/ ocupada/ por los gemelos,/ y a la que/ se llamaba/ el dormitorio azul/ por el color/ de sus cortinajes,/ se encontró/ con la puerta/ entreabierta./ A fin de hacer/ una entrada efectista,/ la abrió de par en par/ con bastante violencia,/ pero se le vino encima/ una jarra de agua/ que le empapó/ hasta los huesos,/ no dándole en el hombro/ por unos milímetros./ Al mismo tiempo/ oyó unas risas/ sofocadas/ que salían/ de la doble cama./ Su sistema nervioso/ sufrió tal conmoción/ que regresó/ a su habitación/ a toda prisa/ y al día siguiente/ tuvo que permanecer/ en la cama/ con un fuerte catarro./ El único consuelo/ que tuvo/ fue el de no haber llevado/ su cabeza/ sobre los hombros,/ pues de lo contrario/ las consecuencias/ hubieran podido ser/ mucho más graves./ Desde entonces/ renunció para siempre/ a espantar/ a aquella familia/ de americanos/ y se contentó/ con vagar/ por el corredor,/ en zapatillas/ de fieltro,/ envuelto el cuello/ en una gruesa bufanda,/ por temor/ a las corrientes de aire,/ y provisto/ de un pequeño arcabuz,/ para el caso/ en que fuese atacado/ por los gemelos./