¿Dónde está/ tu jardín?/ le preguntó el joven./ Mary en ese momento/ cambió de color./ Se sentía/ miserable/ y no sabía qué decir./¿Te dieron/ un pedazo de jardín,/ ¿verdad?/ preguntó Dickon/ sorprendido/ al notar/ que la joven/ se ponía nerviosa./¿No quieren/ dejártelo…?/¿Puedes/ guardar un secreto?/ Mary le interrumpió./ Es un jardín/ secreto/ y creo que moriría/ si lo descubren,/ terminó diciendo./ El joven Dickon/ estaba cada vez/ más extrañado./ Volvió/ a rascarse/ la cabeza/ y respondió/ con buen humor:/ Yo siempre/ guardo los secretos./ Si no lo hiciera,/ otros niños sabrían/ dónde se encuentran/ las crías/ de los zorros/ o los nidos/ de los pájaros/ y nada/ estaría/ a salvo/ en el páramo./¡Por supuesto que sé/ guardar secretos!/ Yo no soy/ un chivato,/ se defendió/ el joven./ He robado/ un jardín entero,/ le susurró Mary./ No es mío,/ pero tampoco/ le pertenece/ a nadie./ No lo quieren,/ no lo cuidan/ y jamás/ entran en él./ Por eso ahora/ no tienen derecho/ a quitármelo/ porque han dejado/ que se estropee,/ terminó diciendo./ Los curiosos ojos/ de Dickon/ reflejaron/ simpatía,/ lo que animó/a la joven Mary./¿Dónde está?/ preguntó Dickon,/ bajando la voz./ Sin importarle/ lo que pudiera/ suceder,/ ella se levantó/ y en un instante,/ aunque/ le acababa/ de conocer,/ Mary decidió/ confiar en él/ y le indicó:/ Ven conmigo/ y te lo mostraré./ Dickon le siguió/ con una mirada/ de sorpresa./ Pensaba/ que lo único/ que iba a descubrir/ era un nido/ de pájaro./ Pero cuando Mary/ levantó/ la cortina/ de hiedra/ se asustó al ver/ que cubría/ una puerta/ vieja y roñosa./ Mary sacó la llave/ del bolsillo,/ la introdujo/ en la cerradura/ y abrió./ Empujó la puerta/ con suavidad/ y entraron/ los dos juntos./ Mary se detuvo/ y  exclamó:/ ¡Este es/ el jardín secreto/ y yo soy la única/ que quiere/ que viva!/ Dickon miró/ a su alrededor/ una y otra vez./¡Eh! murmuró,/ es un extraño/ y precioso lugar;/ me parece/ que estoy soñando./ Durante dos/ o tres minutos,/ Dickon/ se quedó quieto/ mirando/ a su alrededor/ examinando/ con atención/ hojas y ramas,/ mientras Mary/ le miraba/ sin quitarle/ un ojo de encima./ Empezó a caminar/ muy despacio./ Sus ojos/ parecían ver/ y apreciar todo/ al mismo tiempo./ Jamás pensé/ que llegaría/ a conocer/ este lugar,/ murmuró el joven./ Entonces/ ¿tú sabías/ que existía?/ preguntó Mary/ en un tono de voz/ alto y fuerte./ Dickon le indicó/ que bajara la voz./ No debemos olvidar/ hablar bajo/ porque en otro caso/ si nos escuchan/ se preguntarán/ qué estamos haciendo/ en este lugar./¡Lo olvidé!/ dijo Mary asustada/ tapándose la boca/ con sus manos./ Pero contéstame,/ ¿tú sabías/ que había/ un jardín cerrado?/