/La noche de la muerte/ de Sir Charles,/ Barrymore, el mayordomo,/ que fue quien descubrió/ el cadáver/ y envió a Perkins,/ el mozo de cuadra,/en mi busca./ Todavía/ no me había acostado/ y pude presentarme/ en la mansión/ en menos de una hora./ Comprobé personalmente/ todos los hechos/ que se mencionaron/ en la investigación./ Seguí las huellas,/ y vi el lugar,/ junto al portillo/ que da al páramo,/ donde Sir Charles/ parecía haber estado/ esperando/ y advertí el cambio/ en la forma/ de las huellas/ a partir de aquel momento./ No había/ otras huellas distintas/ de las de Barrymore/ sobre la arena blanda;/ finalmente
examiné/ cuidadosamente el cuerpo,/ que nadie había tocado/ antes de mi llegada./ Sir Charles/ yacía boca abajo,/ con los brazos/ extendidos,/ los dedos hundidos/ en el suelo/ y las facciones/ tan distorsionadas/ por alguna emoción fuerte/ que difícilmente/ hubiera podido afirmar/ que se trataba/ del propietario/ de la mansión de los Baskerville./ No había ningún tipo/ de lesión corporal./ Pero Barrymore/ hizo una afirmación/ incorrecta/ durante la investigación./ Dijo que no había/ ningún rastro/ en el suelo/ alrededor del cadáver./ El mayordomo/ no observó ninguno,/ pero yo sí./ Se encontraba/ a cierta distancia,/ pero era reciente/ y muy claro./ ¿Huellas?/ Huellas./ ¿De un hombre/ o de una mujer?/ El doctor Mortimer/ nos miró extrañamente/ durante un instante/ y su voz se convirtió/ casi en un susurro/ al contestar:/ Señor Holmes,/ ¡eran las huellas/ de un sabueso gigantesco!/ Confieso que sentí/ un escalofrío/ al oír aquellas palabras./ El estremecimiento/ en la voz del doctor/ mostraba que también/ a él le afectaba/ profundamente/ lo que acababa/ de contarnos./ La emoción/ hizo que Holmes/ se inclinara/ hacia adelante/ y que apareciera/ en sus ojos/ el brillo/ duro e impasible/ que los iluminaba/ cuando algo/ le interesaba/ de verdad./¿Las vio usted?/ Tan claramente/ como estoy viéndolo/ a usted ahora./ ¿Y no dijo nada?/ ¿Para qué?/ ¿Cómo es/ que nadie más las vio?/ Las huellas estaban/ a unos veinte metros/ del cadáver/ y nadie se ocupó de ellas./ Supongo que yo/ habría hecho lo mismo/ si no hubiera conocido/ la leyenda./¿Hay muchos perros/ pastores/ en el páramo?/ Sin duda,/ pero en este caso/ no se trataba de un pastor./ ¿Dice usted/ que era grande?/ Enorme./ ¿y no se había/ acercado al cadáver?/ Pues no./ ¿Qué tiempo hacía/ aquella noche?/ Húmedo y frío./ ¿Pero no llovía?/ No./ ¿Cómo es el paseo?/ Hay dos hileras/ de árboles muy antiguos/ que forman un seto/ impenetrable/ de cuatro metros/ de altura./ El paseo/ tiene unos tres/ metros de ancho./ ¿Hay algo/ entre los setos/ y el paseo?/ Sí, una franja de césped/ de dos metros/ de ancho/ a cada lado./ Las huellas/ que usted vio/ ¿estaban en el camino/ y no en el césped?/ En el césped/ no se marcan/ las huellas./ ¿Estaban en el lado/ del paseo/ donde se encuentra/ el portillo?/ Sí, al borde del camino/ y en el mismo lado./ Me interesa/ extraordinariamente/ lo que cuenta./ Otro punto más:/ ¿estaba cerrado/ el portillo?/ Cerrado/ y con el candado puesto./ ¿Qué altura tiene?/ Algo más de un metro./ En ese caso,/ cualquiera/ podría haber pasado/ por encima./ Efectivamente./ Y, ¿qué señales/ vio usted/ junto al portillo?/ Ninguna especial./ Resultaba todo/ muy confuso./ No hay duda/ que Sir Charles/ permaneció allí/ por espacio de cinco/ o diez minutos./ ¿Cómo lo sabe?/ Porque se le cayó/ dos veces/ la ceniza del cigarro./ ¡Excelente!/ He aquí, Watson,/ un colega/ de acuerdo/ con nuestros gustos./ Pero, ¿y las huellas?/ No pude descubrir/ ninguna otra./ Sherlock Holmes/ se golpeó la rodilla/ con la mano/ en un gesto/ de impaciencia./¡Ah, si yo hubiera/ estado allí!/ exclamó./ Se trata de un caso/ de extraordinario interés/ que ofrece/ grandes oportunidades/ al experto científico./