/Nunca experimenté/ un deseo más vivo/ por las arriesgadas aventuras/ de la vida del navegante/ que una semana después/ de nuestra milagrosa salvación./ Este breve período/ fue suficiente/ para borrar de mi memoria/ la parte sombría/ y para iluminar/ los aspectos agradables/ del peligroso accidente./ Mis conversaciones/ con mi amigo Augustus/ se hacían diariamente/ más frecuentes/ y más interesantes./ Tenía una manera/ de contar las historias/ sobre el océano/ que me impresionaban/ y fascinaban mi imaginación./ Y lo extraño era que/ cuando más me entusiasmaba/ la vida marinera/ era cuando describía/ los momentos más terribles/ de sufrimiento/ y desesperación./ Mis visiones predilectas/ eran las de los naufragios/ y las del hambre,/ las de la muerte/ o cautividad/ entre los enemigos;/ las de una vida/ sobre una gris/ y desolada roca/ en medio del océano./ Unos dieciocho meses después,/ estaban reparando y equipando/ al bergantín Grampus/ para ir a la caza/ de la ballena./ Era un barco viejo/ y en malas condiciones/ para echarse a la mar,/ aun después de todas las reparaciones/ que se le hicieron./ No llego a explicarme/ cómo fue elegido/ pero el caso es que lo eligieron./ Mr. Barnard fue encargado del mando/ y Augustus iba a acompañarle./ Mientras se equipaba/ al bergantín,/ mi amigo me insistía/ sobre la excelente ocasión/ que se me ofrecía/ para satisfacer mis deseos/ de viajar por el mundo./ Yo le escuchaba con ansia/ pero el asunto/ no tenía tan fácil arreglo./ Mi padre no se oponía/ directamente,/ pero a mi madre/ le daban ataques de nervios/ en cuanto mencionaba el proyecto./ Y sobre todo mi abuelo,/ que juró/ que no me dejaría ni un chelín/ sí volvía a hablarle del asunto./ Pero lejos de desanimarme,/ estas dificultades/ no hacían más que avivar/ mi deseo de aventura./ Decidí partir a toda costa/ y en cuanto se lo comuniqué a Augustus,/ nos pusimos a urdir un plan/ para lograrlo./ Mientras tanto,/ me abstuve de hablar/ con ninguno de mis parientes/ acerca del viaje,/ y como dedicaba/ todo mi tiempo/ a mis estudios habituales,/ se imaginaron/ que había abandonado el proyecto./ Después de pasar casi un mes/ de este modo,/ sin decidir un plan/ que nos pareciese bien,/ mi amigo me dijo al fin/ que ya había dispuesto/ todas las cosas necesarias./ Yo tenía un pariente/ que vivía en New Bedford,/ un. tal Mr. Ross./ En su casa solía pasar/ de vez en cuando/ dos o tres semanas./ El bergantín debía hacerse a la mar/ hacia mediados de junio/ y entre los dos decidimos/ que un par de días antes/ de la salida del barco,/ mi padre recibiría,/ como de costumbre,/ una carta de Mr. Ross/ rogándole que me enviase/ a pasar quince días con sus hijos./ Augustus se encargó/ de escribir la carta/ y de hacerla llegar a su destino./ Y mientras mi familia/ me suponía camino de New Bedford,/ yo iría a reunirme/ con mi osado compañero,/ quien me tendría preparado/ un escondite en el Grarnpus./ Me aseguró que este escondite/ sería suficientemente cómodo/ para permanecer en él/ durante muchos días,/ durante los cuales/ no me dejaría ver por nadie./ Cuando el bergantín estuviera ya/ tan lejos de tierra/ que le fuese imposible/ volverse atrás,/ entonces, me dijo,/ me instalarían en el camarote/ con toda comodidad;/ y en cuanto a su padre,/ lo más seguro/ es que se reiría de la broma./ En el camino íbamos a encontrar/ barcos de sobra/ para enviar una carta a mi casa/ explicándoles la aventura/ a mis pobres padres./