/Todo está dispuesto,/ le informó Yáñez./ Mandé preparar/ dos barcos,/ los mejores/ de nuestra flota./ ¿Y los hombres?/ Están en la playa,/ esperándote/ con sus jefes./ Sólo tendrás/ que escoger/ los que te parezcan/ los mejores./ ¡Gracias, Yáñez!/ No me des/ las gracias;/ puede que haya/ preparado/ tu próxima/ desgracia./ No temas,/ seré prudente./ En cuanto/ haya visto/ a la muchacha/ de cabellos de oro,/ regresaré./ ¡Condenada mujer!/ ¡De buena gana/ estrangularía/ al que te habló/ de esa mujer/ Llegaron al borde /de la cala,/ donde flotaban/ quince veleros/ de los llamados/ «paraos»./ Trescientos/ hombres/ esperaban/ oir su voz/ para lanzarse/ a las naves/ como una legión/ de demonios/ y esparcir/ el terror/ por los mares/ de Malasia./ Había malayos,/ dayakos,/ siameses,/ indios,/ javaneses…/ todos fuertes/ y feroces./ Cargaron los cañones;/ llevaron al puente/ balas y granadas/ fusiles,/ hachas/ y sables/ de abordaje./ Sadokan/ participaba/ de la ansiedad/ e inquietud/ de todos/ sus hombres./ Paseaba/ de popa a proa/ con paso/ algo nervioso,/ examinando/ la inmensa/ extensión/ de agua,/ mientras/ apretaba/ con rabia/ la empuñadura de oro/ de su magnífica/ cimitarra./ A las diez/ de la mañana/ desapareció/ en el horizonte/ la isla/ de Mompracem,/ pero el mar/ continuaba/ desierto./ Ni un penacho/ de humo/ que indicara/ la presencia/ de algún barco/ de vapor,/ ni un punto/ que señalara/ la cercanía/ de un velero./ Una gran/ impaciencia/ comenzaba/ a apoderarse/ de las tripulaciones./ De pronto,/ después de las doce,/ se oyó gritar/ desde el palo mayor:/ ¡Nave a sotavento!/ Sandokan lanzó/ una rápida mirada/ al puente/ de su barco/ y otra mirada/ al que mandaba/ su compañero/ Giro Batol,/ y ordenó:/ ¡A sus puestos!/ Los piratas/ obedecieron./ ¡Araña de Mar!/ ¿qué más ves?/ ¡Puedo ver/ la vela/ de un junco!/ respondió./ Hubiera preferido/ que fuera/ un barco europeo,/ murmuró Sandokan,/ frunciendo el ceño./ Volvió a sus paseos/ y no dijo nada más./ Al cabo/ de una media hora/ volvió a oirse/ claramente gritar/ a Araña de Mar./ ¡Capitán!/ Me parece/ que el junco/ nos ha visto/ y está virando./ ¡Giro Batol!/ ¡Impídele la fuga!,/ gritó Sandokan/ fuertemente./ Un instante después/ los dos barcos/ se separaron/ y describiendo/ un semicírculo,/ se dirigieron/ hacia el mercante/ con las velas/ desplegadas./ El mercante/ se detuvo/ y arboló/ una gran bandera:/ ¡La bandera/ del rajá Broocke!/ Era el exterminador/ de piratas./