/¡Al abordaje!/ gritó Sandokan./ Otro grito salvaje/ se pudo oir / entre la tripulación,/ para quienes/ era de sobra conocida/ la fama del inglés./ ¿Comenzamos?/ preguntó Patán,/ apuntando/ al buque inglés/ con el cañón de proa./ ¡Sí, empezamos!,/ y sólo espero/ que no se pierda/ ni una sola bala./ De repente,/ sonó una detonación/ y una bala/ de poco calibre/ pasó silbando/ entre las velas./ Entonces Patán/ hizo fuego./ El efecto/ fue instantáneo:/ el palo mayor/ del mercante,/ agujereado/ en la base,/ osciló con violencia/ y cayó bruscamente/ sobre la cubierta/ con todas la velas/ y todo el cordaje./ Una pequeña canoa/ tripulada/ por seis hombres/ se separó/ del mercante/ y comenzó la huida/ hacia las islas/ conocidas/ como Romades./ ¡Hay hombres/ que huyen!/ exclamó Sandokan/ henchido de ira./ ¡Patán, haz fuego/ contra esos cobardes!/ ¡No dejes que escapen!/ El malayo apuntó/ y lanzó una oleada/ de metralla/ que echó a pique/ la pequeña canoa/ e hirió a todos/ los que viajaban/ en su interior./ ¡Bravo, Patán!/ gritó Sandokan./¡Ahora deja el buque/ tan liso/ como una mesa,/ pues todavía veo/ en su interior/ numerosa tripulación!/ Los dos buques/ corsarios/ recomenzaron/ la música/ de balas,/ granadas/ y metralla,/ destrozando/ el mercante/ y matando/ marineros/ que se defendían/ como podían./ ¡Valientes hombres!/ exclamó Sandokan,/ admirando el valor/ de aquel grupo/ de hombres/ que quedaba en pie/ en el barco./ ¡Son dignos/ de combatir/ con los tigres/ de la Malasia!/ Los barcos corsarios/ siguieron avanzando/ envueltos/ en una nube/ blanca de humo/ y en pocos instantes/ llegaron a los costados/ del barco mercante./ La nave de Sandokan/ lo abordó por babor./ ¡Al asalto!/ gritó el pirata./ Se lanzó/ hacia el mercante/ como un toro herido,/ de inmediato saltó/ sobre el puente/ de mando/ y se precipitó/ contra la tripulación/ con esa temeridad loca/ que todos admiraban./ Mientras,/ otros doce piratas/ consiguieron trepar/ por los aparejos/ del mercante/ y se lanzaron/ a la cubierta./ Los siete supervivientes/ arrojaron las armas./ ¿Quién es el capitán?/ preguntó Sandokan./ Yo, respondió/ un chico,/ mientras/ se adelantaba./ Eres un héroe/ y tus hombres/ son dignos de ti,/ le dijo Sandokan./ Se quitó del cuello/ un collar de diamantes/ y se lo entregó/ al joven capitán./ Esto es para tí,/ valiente capitán./ Siento mucho/ haber destruído/ tu barco,/ que tan bien/ has sabido defender./ Ten en cuenta/ que con estos diamantes/ podrás comprar/ otros diez barcos./ Pero, ¿quién es usted?/ preguntó asombrado/ el joven capitán./ Yo soy el Tigre/ de la Malasia./