/El Tigre/ extendió el brazo/ hacia al Este/ y con voz metálica,/ en la que/ se advertía/ una vibración/ extraña,/ gritó con fuerza:/ ¡A Labuán!/ Volvieron a emprender/ camino hacia Labuán./ Sandokán encendió/ un cigarro/ y llamó a Patán./ Dime, malayo,/ le dijo,/ mirándolo/ de tal modo/ que daba miedo,/ ¿sabes cómo/ ha muerto/ Araña de Mar?/ Sí lo sé,/ respondió Patán,/ estremeciéndose./ ¿Sabes cuál/ es tu puesto/ cuando yo subo/ al abordaje?/ Detrás de usted./ Y como tú/ no estabas/ en tu puesto,/ murió Araña/ en lugar/ de morir tú./ Es verdad,/ capitán./ Debiera/ fusilarte/ por esa falta;/ pero no me gusta/ sacrificar/ a los valientes./ Sin embargo,/ en el primer/ abordaje/ que hagamos/ te harás matar/ a la cabeza/ de mis hombres./ ¡Gracias, Tigre!/ ¡Sabau!/ llamó Sandokán./ Como fuiste/ el primero/ en saltar/ al junco/ detrás de mí,/ cuando Patán/ haya muerto/ tú le sucederás/ en el mando./ Los barcos navegaron/ sin encontrar/ ninguna otra nave./ La fama siniestra/ del Tigre/ se había esparcido/ por esos mares/ y muy pocos barcos/ se aventuraban/ a navegar por ellos./ A eso de la medianoche/ aparecieron/ a la vista/ las tres islas/ que indicaban/ que se acercaban/ a Labuán./ Sandokán se paseaba/ muy inquieto/ por el puente./ A eso de las tres/ de la madrugada/ gritó ¡Labuán!/ ¡Labuán! repitió/ el pirata,/ como si le hubieran/ quitado/ un gran peso/ del corazón./ Era una pequeña isla,/ que había sido/ ocupada/ por los ingleses/ para acabar/ con la piratería./ Hacía muy poco/ que habían fundado/ una ciudad,/ llamada Victoria,/ rodeada de fortines/ construidos/ para impedir/ que la destruyeran/ los piratas/ de Mompracem./ El resto/ de la isla/ estaba cubierto/ de bosques/ muy espesos,/ todavía poblados/ de tigres./ Después de costear/ varios kilómetros/ de la isla,/ los dos paraos/ se introdujeron/ silenciosamente/ en un riachuelo/ cuyas orillas/ estaban cubiertas/ de espléndidos/ bosques./ Remontaron/ la corriente/ y allí anclaron,/ totalmente ocultos/ a la sombra/ de los árboles./ Ningún barco/ que recorriera/ aquella costa/ habría podido/ jamás sospechar/ de la presencia/ de los piratas/ en ese lugar./ A mediodía,/ Sandokán desembarcó,/ armado de su carabina/ y seguido por Patán./ Había recorrido/ unos cuantos kilómetros,/ cuando oyó/ ladridos lejanos./ Alguien/ está cazando,/ le informó./ Vamos a ver./ Muy pronto/ se encontraron/ frente a un nativo,/ que sujetaba/ un gran mastín./ ¿Adónde vas?/ le preguntó/ el temible Sandokán,/ cortándole el paso./ Busco la pista/ de un tigre./ ¿Y quién/ te ha dado permiso/ para poder cazar/ en mis bosques?/