/¿Has oído hablar/ de una joven/ a quien llaman/ la Perla de Labuán?/¿Quién no la conoce/ en esta isla?/ Es el ángel bueno/ de este lugar,/ a quien todos adoran./ ¿Es hermosa?/ Me parece/ que no hay mujer/ que pueda igualarla./ Un fuerte/ estremecimiento/ de emoción/ agitó al Tigre/ de la Malasia./ ¿Dónde vive?/ volvió a preguntar/ tras un breve/ silencio./ A dos kilómetros/ de donde estamos,/ en medio/ de una pradera./ Basta con eso./ Vete ahora/ y si aprecias/ en algo la vida/ no vuelvas atrás./ Le entregó/ un puñado de oro/ y se echó al pie/ de un enorme árbol./ Esperaremos/ que llegue la noche/ para poder espiar/ los alrededores,/ dijo Sandokan./ Patán se tumbó/ a su lado,/ con la carabina/ en la mano./ Hacia las siete/ de la tarde/ resonó un cañonazo./ Sandokán/ se puso de pie/ de un salto,/ con el rostro/ demudado./ ¡Ven, Patán!/ exclamó,/ ¡veo sangre!/ Se lanzó/ como un tigre/ corriendo/ a través/ de la vegetación,/ a duras penas/ seguido por el malayo/ que se veía/ en serios apuros/ para seguirlo./ En menos/ de diez minutos/ los piratas llegaron/ a la orilla/ del río./ Subieron a bordo/ de los paraos/ y estaban ocupados/ en bajar las velas,/ pues no corría viento./ ¿Qué sucede?/ preguntó Sandokán/ subiendo al puente./ Capitán,/ nos han descubierto,/ dijo Giro Batol./ Un mercante inglés/ nos cierra el camino/ en la boca del río./ ¿Conque los ingleses/ vienen a atacarnos?/ dijo el Tigre./ Está bien./ Tigrecitos,/ empuñen las armas/ y salgamos al mar./¡Enseñemos/ a esos ingleses/ cómo pelean/ los tigres/ de Mompracem!/ ¡Viva el Tigre!/ gritaron/ con entusiasmo/ los tripulantes./ ¡Al abordaje!/ Un instante después/ ambos barcos/ descendían/ por el río/ y a los pocos minutos/ salían a plena mar./ A seiscientos metros/ de la costa/ navegaba/ a poca máquina/ un gran buque/ poderosamente/ armado./ Se oía redoblar/ los tambores/ en su cubierta,/ llamando/ a la tripulación/ a sus puestos/ de combate./ Sandokán miró/ con frialdad/ al formidable/ adversario,/ sin que su tamaño/ le asustase/ lo más mínimo,/ y gritó:/ ¡Tigrecitos,/ a los remos!/ Los piratas/ se precipitaron/ bajo cubierta,/ mientras/ los artilleros/ apuntaban los cañones./ Los paraos volaban/ al impulso/ de los remos./ De pronto/ una bala/ de grueso calibre/ pasó silbando/ entre los mástiles./ ¡Patán!/ gritó Sandokán,/ ¡a tu cañón!/ No hay que perder/ ni un solo tiro./ ¡Derriba/ los mástiles/ de ese maldito/ buque inglés,/ y desmóntale/ todas las piezas/ En ese momento/ un huracán/ de hierro/ atravesó el espacio/ y dio de lleno/ en los dos paraos,/ dejándolos lisos/ como una barcaza./ Gritos espantosos/ de rabia/ y de dolor/ se alzaron/ entre los piratas,/ que murieron/ ahogados/ por otra ráfaga/ de artillería./ Sandokán,/ que había/ salido ileso,/ se levantó/ rápidamente./ ¡Miserables! gritó,/ mostrando el puño/ al enemigo./ ¡Huyes, cobarde,/ pero juro que yo/ te alcanzaré!/